8 sept 2010

Mujeres y Publicidad


Un poco de humor de Majo Menéndez



Malditos publicistas

Señores publicistas de ala, skip y el zorro: Las mujeres, cuando nos juntamos, no hablamos de como se lava la ropa.

Pensar que hay gente que estudia durante 3 años una carrera, luego hace algún master, unas cuantas pasantías y termina como publicista de una agencia haciendo propagandas ridículas y, permítanme decirlo, medio idiotas, sobre la vida de la mujer común y corriente. Yo traería a casa unos días a alguno de esos paspados, para que vea la realidad en vivo y en directo. Y no le pediría casi nada a cambio. Solo que me ayude a lavar los platos a la noche.
Según las publicidades, mamá levanta la ropa que los chicos han dejado en el canasto del baño ordenado, blanco y sin una sola mancha de hongos en la pastina de los azulejos, baja luego la escalera a los saltitos, cantando alguna canción de Axel. Nunca tiene mas ropa que la entra en el lavarropas, y siempre es toda blanca o toda del mismo naranja claro. Dentro del lavarropa, unas enzimas muy inteligentes atacan a las manchas de barro que los chicos se han autoinfligido en las remeras blancas y en la base de las medias. Tiempo después, mama saca la ropa del lavarropas, siempre cantando, la cuelga en sogas largas y al sol con una brisa suave que las envuelve, mientras mariposas y gorriones revolotean a su alrededor y le alcanzan los ganchos.
En la vida real, mamá levanta la ropa del piso, porque el canasto ya está lleno de ropa mugrienta porque los chicos se dedicaron a jugar en el barro. Mamá no canta. Blasfema contra los hijos, el marido y los de telecom que llaman preguntando si está ocupada en ese momento. El baño está hecho un asco y alguno pilló la tabla. Mamá baja la escalera y casi se parte el cráneo al pisar el autito hotwheels que el menor dejó ahí con clarisimas intenciones de matar a alguien. En el lavadero, mamá descubre que la ropa tiene todos los colores de la paleta Pantone y duda qué hacer. Mete lo que entra a la fuerza y se santigua, implorando que nada destiña. Cosa que, si, con acento, va a suceder. Dentro del lavarropas, el jabón, por mas caro que sea, es inocuo y las manchas color café salen color capuccino. Hay que repetir la acción. Las medias blancas quedan grisaceas y así quedarán por siempre. Mamá le cierra la puerta en la cara a Fabian Gianola que viene a hacer el desafío de la blancura. A la hora de colgar la ropa, mamá hace malabares con el tender porque afuera llueve. Pasa un gorrión y caga el alfeizar de la ventana.
Mamá prepara café y tostadas. La música que suena es alegre y suave. Papá aparece con el traje puesto y, con una sonrisa de oreja a oreja, besa a mamá en la mejilla mientras le roba, con cara de pícaro, una tostada. Mamá exprime naranjas y todos toman un jugo lleno de vitamina C. Los chicos bajan después de lavarse la cara, las sonrisas invaden la cocina llena de sol por la mañana. El nesquic y los cereales son recibidos con algarabía por parte de los pequeños que parecen vestidos por Mimo & Co esa mañana. Papá hace chistes. Los pequeños rien. De pronto llega el micro escolar y los niños corren a subirse a el, pero antes estampan beso a mamá, dicen chau a papá y le hacen una caricia al perro que parece recién salido de la peluquería.
Mamá está en la cocina, a los gritos porque los chicos no se levantan. En la radio, Magdalena te cuenta de la ultima declaración jurada de los Kirchner y se pelea con Anibal Fernandez. Papá baja sin afeitarse. El mas grande responde con monosílabos. Papá agarra el diario, lee la sección de política y maldice. Finalmente entra la cocina el mas chico, sin zapatos y con el sweater al revés. Mamá busca los zapatos y no los encuentra. El perro, roñoso, se afana las tostadas del mas grande que sigue en estado comatoso. Vuelve mamá con los zapatos y el mas chico se tira encima el nesquic. Hay que volver a cambiarse. Llora. Llega el micro escolar y el chofer se impacienta. Mamá le dice que espere. Papá le dice que se vaya al carajo. El bondi se va. Pero si seras boludo! dice mamá. Papá manda al carajo también a mamá. El mas chico aprovecha la confusión y se toma un vaso de coca cola. El perro aprovecha la confusión y se afana otra tostada. El mas grande aprovecha la confusión y sigue durmiendo. Papá lleva a los chicos al colegio, a los rajes porque llegan tarde y en el camino a la oficina lo agarra un piquete en Panamericana y Melo. Evalúa si mandarlos al carajo también pero son muchos y papá no es idiota. Le da acidez.

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Gracias Majo

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