10 ago 2010

Protocolo Chino


Algunas reglas para buenas relaciones



Los mercados del extremo oriente, y de China en particular, suponen grandes posibilidades de negocios. Ya sabemos todos que desde hace tiempo el punto neurálgico del mundo pasa por ahí, ya que hacia allí se dirigen el creciente interés y las inversiones de las grandes compañías. Buscando información para llevarles, dimos con algunas anécdotas que hacen al protocolo de la cultura china, y nos pareció interesante compartirlas.
Es obvio decir que todos los países tienen su propia cultura, y que enterarse y seguir determinadas costumbres, ya sea uno anfitrión o visitante, hace que el otro se sienta alagado y respetado, con lo que el clima que generado en la relación es mucho más cómodo. Esto es especialmente válido con una idiosincrasia ancestral como la china, a veces tan distinta a las maneras occidentales.
Las relaciones comerciales deben mantener ciertas reglas de cordialidad y entendimiento, y estas no escapan a las diferencias que mencionamos. Por ejemplo, al sentarse en una mesa de negociación, todos intercambiamos primero nuestras tarjetas comerciales/personales a modo de carta de presentación. En occidente diríamos que basta con el hecho de entregarla/recibirla, leerla y dejarla arriba del escritorio o guardarla en un lugar que al otro le demuestre cierto interés y respeto (ej. el bolsillo de atrás del pantalón no es un buen lugar). Pero en China, esta introducción requiere de otra ceremonia. Allá no solo es importante cómo se toma la tarjeta, sino además el entregarla acompañando el gesto con la otra mano, con una pequeña reverencia de la cabeza y los ojos mirando siempre a los del que recibe. Debe estar traducida al chino (mandarín) en el dorso, que pasará a ser el frente ya que esa cara impresa es la que entrega hacia arriba, y lo más importante es sujetarla sólo desde una de las esquinas de modo que nuestro nombre quede siempre visible. Para los chinos el nombre es ancestralmente una representación física del espíritu, y si bien actualmente el hecho de taparlo es sinónimo de mala educación, en realidad esta concepción tiene sus raíces en que ocultar el nombre es como ocultar el espíritu, o lo que es más o menos lo mismo, tener malas intenciones.
Otra. Una analista informática catalana, viajó con un grupo de trabajo a Shangai. Los recibieron, se alojaron, tuvieron su reunión y los anfitriones los invitaron a cenar. Cuando terminaron la comida, la despidieron solo a ella deseándole que descansara bien. Pero ella se dio cuenta que la cuestión seguía para los hombres y al saber que se trataba de tomar unos tragos, decidió acompañarlos. Feminista como era no se la iba a perder. El problema surgió cuando llegaron al karaoke al que habían invitado a los caballeros, ya que había reservadas para ellos varias señoritas damas de compañía. No se trata de mujeres que ejerzan la profesión más vieja del mundo (aunque hay de todo está claro), sino de un servicio de acompañantes. Esta también es una costumbre china para agasajar a los invitados y es muy usual en los encuentros de negocios, aunque está reservada solo para los hombres de la comitiva y entonces la presencia de una mujer del grupo genera incomodidad entre los anfitriones.
Si bien es cierto que la primera es una costumbre que a nosotros como occidentales no debería molestarnos y diríamos que se puede quedar bien con muy poco, lo sucedido a la catalana de nuestra anécdota nos parece que debería ser algo en lo que cedan los anfitriones. En un encuentro laboral para nosotros no está bien visto esa costumbre, que puede incluso ser perjudicial, laboral, comercial o económicamente hablando, para la mujer.
Si quieren saber más sobre el protocolo chino, en nuestra búsqueda dimos con un sitio que explica unas cuantas cosas más para la hora de hacer negocios en aquel país.

Fuente: Embelezzia


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